A partir del s. V llegan a Galicia pueblos de raza y lengua germánica que no son capaces de asimilar lingüísticamente a los gallego-romanos y otro tanto sucedería con la escasa presencia de los árabes en nuestro país y con la llegada de nuevas oleadas celtas de Bretaña. De estos contactos, la lengua gallega recibe un gran número de préstamos lingüísticos tanto germánicos (laberca, espeto, roupa, etc.) como árabes, en menor medida y más indirectamente (Mamede, laranxa, aceite, azucre,...)    Paterna visigoda   
de Sarria (s. VII).